El artista Blanchart nació en Madrid en 1971. En Barcelona, estudio ilustración en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios (Llotja), la misma escuela donde estudio Dali y Picasso. Allí se encontró con grandes nombres como Xavier Canals y Toni Miró, para convertirse en el artista profesional que es hoy. Su pasión nace en las páginas del cómic y se confirma posteriormente a través de nuevas disciplinas artísticas como la pintura, el graffiti y fotografía. Heterogéneo, el diseño de su obra se inspira en los fotógrafos Robert Capa y Cartier-Bresson, los artistas, Vicente Segrelles, Mike Mignola, los pintores William Turner, Willem de Kooning, Jackson Pollock o incluso Franz Kline por citar referencias más recientes. En esta otra faceta de su trabajo, que es el graffiti, Blanchart se deja influenciar voluntariamente por Obey, Suso 33 Blu o incluso Banksy. Pero siempre, la carrera del artista es más personal, atrevida, intensa.
Las obras atestiguan la maestría del artista que juega con los colores, las sombras, la luz, las líneas, saliendo deliberadamente de los caminos trillados. La técnica mixta de stencil, acrílico y graffiti, imprime esta originalidad donde se mezclan creatividad, emociones y cierto aplomo: una mezcla sorprendente, detallada, en la fuerza de una nueva expresión artística.
El universo artístico grafitero es un espacio vibrante y diverso, donde la calle se convierte en un lienzo en blanco para expresar ideas, emociones y mensajes. Más allá de la estética visual, el grafiti tiene una profunda conexión con la cultura urbana, sirviendo como medio de protesta, identidad y reivindicación. En sus orígenes, el grafiti era una forma de resistencia y de visibilidad para comunidades marginalizadas, pero hoy en día ha evolucionado, integrándose en el arte contemporáneo, el diseño y la moda. Los artistas grafiteros no solo juegan con colores y formas, sino que también dialogan con el entorno urbano, transformando paredes y muros en narrativas visuales llenas de significado y de historia.
En la actualidad, rebuscando entre lo que muchos consideran suciedad, descubro el embrión de un nuevo concepto. En los muros de Barcelona, intento romper las fronteras del street art, a veces colaborando con galerías y otros grupos de artistas. A través de las redes sociales, he logrado llevar mi trabajo más allá de las fronteras, vendiendo mis obras en países como Alemania, Reino Unido, Francia y muchos más. Esta visibilidad, que antes parecía inalcanzable, ha sido posible gracias a las plataformas digitales.
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